domingo, 27 de enero de 2008

Reunión Moyano – Cristina:
Abajo el nuevo intento de rebaja salarial. Plan de Lucha Nacional por aumento de salarios de acuerdo al costo de la canasta


Las declaraciones de los voceros del gobierno pusieron en evidencia que Cristina le reclamó a Moyano que acepte una rebaja salarial para el conjunto de los trabajadores…

Pero de las declaraciones se desprende también, que no pudieron suscribir ningún “Pacto Social” como el que soñaban en las altas esferas del poder.

Este acuerdo, que los burgueses reclamaban para superexplotar a sus obreros, fracasó porque quienes deberían suscribirlo están transitando una situación de extrema debilidad.

En primer lugar, el gobierno, que para triunfar en la primera vuelta se vio obligado a montar un fraude escandaloso, que le restó la credibilidad de amplísimos sectores, un proceso que la inflación y el deterioro de la calidad de vida de la mayoría de los argentinos se encargaron de profundizar.

En segundo término, la burocracia, que más allá de mantener la “manija” del movimiento obrero, está jaqueada por durísimas y complicadas peleas internas.

Ese contexto de “crisis en las alturas” favoreció la irrupción en la escena de la clase trabajadora, que luego de 15 años de durísimas derrotas volvió a protagonizar los principales acontecimientos políticos.

Las feroces disputas por los espacios de poder entre las camarillas de la podrida burocracia sindical, no han hecho más que favorecer la irrupción de las demandas obreras, empujando a los propios burócratas a ponerse al frente de los reclamos, como sucedió con los municipales de la Ciudad de Buenos Aires o los trabajadores rurales de Río Negro.

Los dirigentes sindicales, presionados por sus bases, se han visto obligados a reclamar sumas compensatorias por la inflación, aumentos salariales o la reincorporación de los despedidos.

Esta realidad obligó a Cristina, Macri, Scioli y compañía a incrementar el plan de ajuste sin contar con el “colchón” de impunidad que necesitaban, lo cual a su vez multiplicará los conflictos reivindicativos y profundizará la crisis en las alturas.

Los trabajadores tienen que aprovechar esta situación empujando a los dirigentes a pelear, reclamando asambleas y plenarios de delegados, exigiéndoles huelgas y planes de lucha por la recuperación del poder adquisitivo y la imposición de un mecanismo de indexación mensual de acuerdo al aumento -real- de los precios.

Esas asambleas y plenarios tendrían que votar medidas de lucha por gremio y por región, pero también la unificación de todos los conflictos mediante el Paro o Plan de Lucha Nacional de la CGT y CTA.

Los jóvenes activistas que están al frente de la resistencia deben aprovechar la existencia de estas condiciones para organizar desde abajo, a través de agrupaciones o desde las comisiones internas recuperadas, una nueva dirección combativa y democrática, que sirva, no sólo para impulsar la exigencia a los burócratas, sino para pasarlos por encima apenas se planteen las condiciones.

Todo el Apoyo a Casino, Mafisa, Dana, Pagoda y demás conflictos
Solidaridad, Asambleas y Piquetes de Autodefensa


La vanguardia de este nuevo proletariado, forjado por la reconversión económica y las traiciones de la burocracia sindical, es inexperta, muy débil y no cuenta aún con una visión política independiente.

Sin embargo los nuevos activistas cuentan con una virtud “innata”: no tienen prácticamente puntos de contacto ni de acercamiento con los viejos burócratas sindicales del PJ o los «nuevos» dirigentes conciliadores de la CTA y demás aparatos burocráticos.

No les gusta que los “lleven de las narices” ni que los “aparateen”; sino que pretenden “decidir” todo ellos mismos.

Esa característica, sumada al hecho de que la izquierda – con todos sus errores y dispersión - sigue siendo el único sector político que apoya las luchas, acerca objetivamente a la vanguardia a las posiciones de los socialistas, creando una situación favorable para comenzar a construir una nueva conducción obrera.

Para que esta nueva vanguardia se convierta en referencia del conjunto tendrá que pasar por varias pruebas, comenzando por la de organizar los conflictos con la dureza que reclaman las actuales circunstancias, ya que el gobierno y las patronales han declarado una verdadera guerra en contra de las luchas y los luchadores (Pagoda, Casino, Subte, Mafisa, etc.)

La crisis de los de arriba y el ascenso obrero en curso continúan siendo el marco propicio para salir a pelear y para extender la resistencia. Sin embargo, eso solo no garantiza el triunfo de las luchas, para lo cual habrá que endurecer cada una de las medidas de acción directa que se planteen de aquí en más.

El primer paso hacia ese necesario endurecimiento pasa por impulsar las asambleas de base: ¡No habrá posibilidad de encarar ninguna pelea importante sin el compromiso activo de todos los trabajadores involucrados en las mismas!

En ese sentido, los activistas combativos tienen que ser pacientes. No deben “pisar el palito” de las provocaciones patronales, ya que los de arriba siempre los empujarán para que salgan a la lucha con poca preparación y aislados.

Cortarse solos no sirve. Por más heroísmo y decisión que existan, si las luchas salen mal organizadas, aisladas y sin la convicción del conjunto, se perderán y desmoralizarán al resto de los luchadores.

Las comisiones internas y las agrupaciones deberán utilizar todos los recursos que tengan a su disposición y todo el arsenal táctico con que cuenta el movimiento obrero argentino en su larga y rica historia de lucha.

En algunos casos, aprovechando las contradicciones ínter burocráticas, para reclamarle a estos dirigentes la convocatoria de asambleas y reuniones de delegados. Y en otros, impulsando –lisa y llanamente- el desborde de los “cuerpos orgánicos” conducidos por los traidores.

Junto con esto, las asambleas, las internas y las agrupaciones tendrán que tomar en sus manos la tarea de preparar la defensa activa y militante de las huelgas y de los luchadores, poniendo en pie los piquetes obreros para frenar los ataques de la policía o la burocracia, como los que montaron en el Casino, Textil Pagoda o el Subte.

Los trabajadores del Casino, que se enfrentaron con la prefectura kirchnerista y los de Pagoda, que lo hicieron heroicamente con la policía de Rodríguez Saá, nos dieron la pauta de que existen condiciones más que avanzadas para organizar esos piquetes.

La izquierda tiene que alentarlos y ponerse a disposición de los nuevos dirigentes y de los organismos de lucha para sumarse a la cada vez más necesaria autodefensa.

Volver a Noticias Socialistas

No hay comentarios: