jueves, 12 de febrero de 2009

Subte: A pesar de las diferencias, le ponemos el hombro al nuevo sindicato

Discrepamos con la decisión de romper con la UTA impulsada por la mayoría de los delegados. Según nuestro punto de vista había que quedarse en el gremio, ya que la UTA, como la mayoría de los sindicatos está cruzada por una verdadera revolución sindical que facilita la pelea contra las conducciones burocráticas.

La presión de las bases obligó a los dirigentes sindicales, durante 2007 y 2008, a parar o a amenazar con huelgas, dinamizando -contra sus propias intenciones- la vida sindical argentina, que estaba en "la lona" debido a las derrotas sufridas en la década "infame" del 90.

El protagonismo que recuperaron los sindicatos le abrió las puertas a una joven camada de activistas, que comenzó a poblar las asambleas y los plenarios de delegados, ubicándose al frente de las huelgas y de los piquetes.

Estos compañeros, que casi no tienen lazos con los viejos dirigentes sindicales peronistas y son muy combativos y democráticos, tienen en sus manos la posibilidad de recuperar los sindicatos para la democracia sindical. Los luchadores debemos ayudarlos a cumplir con ese objetivo, que es una tarea muy difícil.

Al abandonar la UTA los delegados dejaron de dar esta pelea hacia los miles de choferes que integran el gremio y los tenían como referencia. Cuando estos, obligados por el ajuste y la carestía, salgan a pelear, no contarán con una dirección alternativa a la actual conducción, que estará en inmejorables condiciones de traicionar los conflictos.

Contradiciendo el viejo consejo que dice "es preferible ser la cola de un león a la cabeza de un ratón…" Beto Pianelli y otros dirigentes prefirieron contar con un pequeño sindicato "combativo" en vez de dar la pelea por la dirección de uno de los gremios más grandes del país.

Somos concientes que nuestra posición no cuenta con la simpatía del cuerpo de delegados y de la mayoría de la base del subte, que cansada de las agachadas de los dirigentes de la UTA, decidió construir su propio sindicato.

Por esa razón, más allá de nuestras diferencias, nos ubicaremos en el lugar que eligió la mayoría, poniéndole el hombro a la puesta en marcha del sindicato de trabajadores del subte. Desde ese lugar continuaremos batallando por los mismos principios que en la UTA.

En ese sentido creemos que la única manera de pelear consecuentemente, es con el método de la democracia obrera y la unidad, que significa que el conjunto de los/as trabajadores/as debe tomar en sus manos las decisiones fundamentales, asumiendo que no existen dirigentes "infalibles". En definitiva, todo debe pasar por las asambleas generales y por sector.

En el nuevo sindicato las bases deben tener el derecho a hacer lo que no les permitía la conducción de la UTA: cambiar a los/as dirigentes cada vez que las asambleas lo decidan, que es la mejor manera de combatir la burocratización.

El nuevo gremio debe promover la unificación de los conflictos parciales, estén estos dirigidos por burócratas o por dirigentes combativos y pertenezcan a las dos CGT o a la CTA, ya que no habrá manera de conquistar verdaderos aumentos ni de defender las conquistas elementales sin derrotar al ajuste del gobierno.

Para empezar a recorrer ese camino, hoy mismo los dirigentes que impulsan el nuevo sindicato tienen que convocar a asambleas para votar un plan de lucha de cara a las paritarias de marzo, por un aumento de salarios, que compense la caída del poder adquisitivo provocada por la inflación y el tarifazo, y la defensa de todas las conquistas.

Los delegados deben hacer esta convocatoria, llamando a la conducción de la UTA y a los compañeros que decidieron quedarse en el gremio, para pelear juntos.

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