jueves, 16 de abril de 2009

Primero de Mayo: Por un Acto Unitario de la Izquierda y los Trabajadores en Lucha

La caída violenta del poder adquisitivo de la mayoría de los trabajadores y el pueblo, las miles de suspensiones y despidos y el deterioro creciente de la calidad de vida de los más humildes, están creando las condiciones para una nueva pueblada.

Sin embargo los dirigentes de ambas CGTs y de la CTA no solo no han movido un dedo para impedir esta realidad sino que colaboran, aceptando la postergación de las paritarias para después de las elecciones.

Aunque Moyano haya salido a “amenazar con una movilización para el 30 de abril y la CTA convoque a una jornada de protesta para el 22, la verdad es que no pretenden pelear en serio sino negociar algunas prebendas sin parar el país ni organizar un plan de lucha para derrotar el ajuste del gobierno.

A pesar de las conducciones conciliadoras la resistencia obrera y popular continúa y se multiplica, como lo atestiguaron semanas atrás los heroicos docentes de Río Negro y Neuquén y ahora lo hacen los estatales de Buenos Aires, los obreros de la SIAT, los trabajadores de la Ford que cortan la Panamericana, los vecinos que marchan contra los tarifazos y contra el gatillo fácil, etc.

El Primero de Mayo será una buena oportunidad para fortalecer las luchas y comenzar a poner en pie una dirección obrera combativa y democrática que le imponga a las CGTs y la CTA la Huelga General para lograr una salida obrera a la crisis.

El acto del Día Internacional de los Trabajadores debe solidarizarse con las luchas obreras y populares de todo el mundo y llamar a la unidad de los trabajadores de Latinoamérica y el mundo para unir pelear juntos y enfrentar la crisis capitalista mundial.

La izquierda, que desde hace mucho tiempo ha recuperado la Plaza de Mayo para la reali¬zación del acto por el Día Internacional de los Trabajadores, tiene que aprovechar esa ubicación para ponerse al frente de una convocatoria amplia, combativa, anti patronal antigubernamental.

Las direcciones de todos los partidos y sectores combativos tendrían que llamar rápidamente a las comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos que están peleando a una reunión para concretar la organización del acto.

Frente a este desafío no pueden existir divisiones mezquinas. Ni las posturas relacionadas a la lucha del “campo”, ni las tácticas electorales ni los debates teórico políticos pueden dividir a la izquierda, que debe ponerse a disposición de los luchadores, para que ellos mismos encabecen y hablen en un poderoso acto contra los despidos, las suspensiones y el congelamiento salarial y por la derrota del Plan K.

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