Con motivo de la violenta agresión perpetrada contra un director de escuela secundaria de Pergamino, se han multiplicado las voces de repudio y los diferentes puntos de vista sobre el particular.
Unos, desde el Estado, saliendo a acusar y a detener a la madre golpeadora, pero desentendiéndose del asunto. Los otros, desde el Suteba y la FEB (sindicatos del sector) planteando la necesidad de crear espacios de contención para estos jóvenes “violentos” o talleres “multidiscipliniarios” para tratar la problemática y capacitar a los docentes.
Sin embargo ninguno de ellos dijo la verdad ni apuntó a solucionarla. Estos pibes, y sus familias -destruidas por la crisis capitalista- no son un producto ajeno a las circunstancias, sino la punta del iceberg de un fenómeno que abarca al conjunto. La mayoría de los chicos que educamos sufren los mismos problemas, aunque todavía no reaccionen tan salvajemente contra nosotros.
Carentes de educación, contención social y perspectivas de vida, la mayoría transita la escuela como una “obligación” impuesta, vaya a saber por quien y para qué. A ellos/as tratamos de llevarles lo poco o mucho que aprendimos en las universidades y profesorados, sufriendo cada vez que asumimos lo difícil que cuesta enseñar.
Es que a la miseria cotidiana, la liquidación de los lazos familiares y de afecto, la drogadicción y los comisarios que la permiten e incentivan, la falta de trabajo o el trabajo superexplotado y alienado de los padres, la violencia familiar, los cada vez más frecuentes abusos y violaciones en el seno de los hogares, se agrega otro hecho, no menor: la educación pública y gratuita está en total decadencia.
La escuela no educa hombres y mujeres capaces de cuestionar y enfrentar el sistema capitalista colonial que impera en el país. Todo lo contrario, los planes “educativos” son preparados para imponer la idea de la sumisión, de manera de construir mano de obra barata y dócil, o sea trabajadores y trabajadoras que puedan adaptarse a los requerimientos elementales que imponen las multinacionales.
En ese contexto, las aulas son utilizadas por el estado para “contener”, que en los hechos significa tratar de distraer a millones de jóvenes durante la etapa de su maduración, evitando que provoquen demasiados conflictos a la sociedad, en realidad a una parte de la misma, los sectores más acomodados, los ricos y poderosos que la dominan.
Desde el gobierno de Menem en adelante esta dinámica se profundizó a través de la imposición de la Ley Federal de Educación, que mantuvieron, sin chistar, los distintos gobiernos que lo sucedieron, adaptándose a los requerimientos “educativos” del Fondo Monetario y el Banco Mundial.
Estos organismos internacionales pretenden que nuestro país continúe siendo una colonia y que sus habitantes no critiquen ni se planteen transformar ese status, peleando por la independencia nacional y social. Los libros enseñan que para esto ya existieron los “próceres”...
La Ley Federal es la norma que hace avanzar la educación para la opresión y la explotación. Los kirchneristas no hicieron más que acondicionarla a su “relato” demagógico. Por eso, cuando hablan de “equidad” no están diciendo igualdad, que es el derecho de todos a educarse con las mejores herramientas y los conocimientos más avanzados, sino lo contrario.
Para los K equidad significa nivelación hacia abajo, tanto en lo que respecta a las condiciones educativas, que son lamentables, como en lo que hace a sus contenidos. Según el diccionario “nacional y popular” todos merecen lo mismo: esta porquería que llaman enseñanza, que por suerte la mayoría de los docentes cuestiona en los hechos, intentando enseñar de manera diferente.
Ese es el conflicto en el que están inmersos nuestros compañeros y compañeras, aunque la mayoría todavía de manera inconsciente, soportando horas y horas en las aulas, superflexibilizados/as, para poder mantener un salario más o menos coherente que les permita pagar los créditos impuestos por la fiebre consumista de esta nueva versión de la “plata dulce” kirchnerista.
Con las aulas transformadas en verdaderos depósitos de chicos, sin infraestructura ni personal suficiente para ayudarlos a crecer, con docentes flexibilizados y alienados por la flexibilización y la desesperanza, con planes de estudio cada vez más acordes a una colonia bananera… Es muy difícil imponer la resignación sin provocar muestras de rebeldía.
Sin justificar a esta madre golpeadora y a su hijo -por eso paramos junto al Suteba- entendemos que este tipo de violencia, como otras manifestaciones no tan directas, pero que nos violentan aún más -como el “desinterés” de los pibes al estudio- son reacciones elementales, primitivas de bronca contra las actuales circunstancias, como aquellos primeros proletarios que repudiaban la explotación rompiendo las máquinas.
Asumiéndolas, debemos tratar de canalizarlas hacia otro lado: La única manera de combatir en serio cada uno de los ataques que recibimos cotidianamente -la mayoría no de parte de los alumnos sino del estado- es peleando, contra las causas, organizando una gran lucha por la recuperación de la educación pública, gratuita y de calidad, que sólo podrá imponerse si la financiamos imponiéndole impuestos progresivos a los que más han ganado en estos tiempos, los monopolios y dejando de subsidiar a la educación privada.
Sólo avanzaremos en esa dirección si las leyes de educación y los planes de estudio los hacemos los que realmente estamos interesados en salvar la educación, de manera que se transforme en un instrumento al servicio de la liberación de las mayorías y deje de ser una herramienta que utilizan los capitalistas para imponernos la opresión y explotación de las mayorías y la alienación social.
Obviamente para todo esto será necesario acabar con el actual sistema de explotación capitalista, imponiendo un estado de nuevo tipo, un estado socialista, asentado en las organizaciones democráticas de los trabajadores y el pueblo, entre las cuales deben de estar las de los docentes, después de haber saldado cuentas con los que predican la resignación dentro de nuestro gremio, también cómplices de las cosas que nos pasan y sufrimos: los burócratas de la talla de Baradell, Yaski, Maldonado y compañía.
Educación Socialista o Ignorancia Capitalista
Reproducimos una nota editada por CS años atrás, cuando el gobierno de Néstor Kirchner se propuso profundizar la reforma educativa, ya que tiene plena vigencia:
La educación, en la Argentina, está en ruinas. Los edificios se caen a pedazos, las aulas atestadas de alumnos, los maestros y profesores pocos y mal pagos, la inseguridad enorme. Los alumnos con hambre que no pueden aprender, la comida escasa y mala, los horarios desquiciados que conspiran contra los padres que trabajan…
Los planes de estudio desde la primaria a la facultades, digitados para producir mano de obra barata para una burguesía “nacional” estrecha de imaginación y carente de empleos dignos y para multinacionales de la importación, las comidas rápidas y los antros del empleo en negro y tercerizado.
El capitalismo regentea con la misma incompetencia que la economía, la educación de los trabajadores y el pueblo. La educación obligatoria, universal y gratuita es un recuerdo. Ahí están las estadísticas de la propia burguesía para probarlo: 50% de deserción escolar y 70% que nunca se recibe en las universidades.
La mayoría de los pocos que, por talento y sacrificio se destacan, se van del país o tienen que optar por empleos miserables con título. En la primaria no se prepara para ingresar a la educación secundaria y en esta no existe transición hacia la terciaria.
Los planes de estudio hablan de una historia irreal, de una geografía deformada, de ciencias atrasadas y sin recursos… el arte y los deportes son minimalistas, en las aulas se reproduce la descomposición social, el lumpenismo, el reinado de la mediocridad y la ignorancia, la genuflexión a los poderosos y a los futuros empleadores, el arbitrio de reglas obsoletas.
Nada es gratis. Lo que no se paga en dinero, se paga en recursos humanos desperdiciados, en presupuestos desbaratados, en transportes en ruinas, en tiempo de trabajo y en frustraciones. La semi-privatización aumenta a pasos acelerados y cada vez son más los recursos para la educación privada y religiosa en todos los niveles en forma de subsidios que se arrancan de los fondos de la educación pública.
Cada vez son más los padres que, apoyando la educación pública se ven obligados a enviar sus hijos a escuelas y universidades pagas, lo que implica un verdadero impuesto a la educación. Por fin el capitalismo ha logrado una educación a su imagen dependiente y subdesarrollada y su objetivo de habitantes ignorantes.
Este capitalismo educacional no puede, ni la nueva Ley de Educación de Kirchner lo propone, ser reformado. Para educarnos, es necesaria una Revolución Educativa, desde abajo, que arrase con lo que tenemos y transforme a la educación en uno de los motores del desarrollo de un país al servicio de los trabajadores y el pueblo.
El Proyecto de Kirchner dice textualmente que “hay que ser realista en los objetivos” y “que los cambios propuestos deben ser el resultado del consenso”, siendo la propuesta, una que “represente a todos los sectores de la sociedad”. Traducido a términos de política esto no es más que el continuismo y el hundimiento de las nuevas generaciones.
“Realismo” significa ensalzar el 6% adoptado como presupuesto (en realidad menos de un tercio del porcentaje gastado en los años 40, 50 y 60; o sea seguir administrando la pobreza existente. El “consenso” significa el derecho a decisión de la minoría de la sociedad, es decir la burguesía y los ricos. “Representar a todos los sectores de la sociedad” significa diluir en ese consenso a las mayoría obreras y populares.
Kirchner se propone profundizar la política burguesa de abandono del gobierno de sus responsabilidades federales, aumentando el pase a las provincias y las municipalidades de la responsabilidad de los presupuestos y, por lo tanto, condenarlas a más pobreza y a la educación a mayor mediocridad y crisis.
Por un Congreso Nacional Constituyente de la Educación
La demanda de consignas sindicales, sin pelear por la transformación revolucionaria de la educación, se convertirá, en el mejor de los casos, en «pan para hoy, hambre para mañana.» Nosotros proponemos lo opuesto, luchar contra la Ley, pero a favor de una Revolución Educativa que, como punto de partida, se plantee:
* Establecimiento de un presupuesto no menor al 20%, transfiriendo los fondos actualmente destinados a las Fuerzas Armadas a la educación e imposición de impuestos progresivos a las grandes empresas nacionales, duplicado para las multinacionales.
* La primera inversión masiva debería ser para construir suficientes escuelas y universidades en un exceso de 20% a las necesidades actuales.
* Salarios para maestros y profesores que sean el equivalente, como primer paso, a por lo menos el 80% del sueldo de un diputado nacional.
* Establecimiento del sistema de jornada completa para los estudiantes primarios y secundarios, obligatoriedad de la educación para los mismos y provisión de tres comidas diarias de calidad. Pago de ropa y útiles escolares y subsidios para los estudiantes mayores de 16 años para asegurar su dedicación de tiempo completa.
* La garantía de que las clases no contarán con más de 20 alumnos y que se realizará un plan de emergencia para duplicar primero, y satisfacer en exceso luego la demanda de maestros y profesores. Estos nuevos docentes deberían estar listos a la finalización de las obras de infraestructura.
* Subsidios de viviendas y gastos de manutención para todos los estudiantes universitarios con dedicación de tiempo completo y notas suficientes para garantizar que los números de aquellos que se diploman se triplique en los próximos cinco años y se quintuplique en la próxima década.
* Obligatoriedad de servir en áreas sociales, de educación y de infraestructura y desarrollo económico de industrias y proyectos sociales del estado a todos los egresados de universidades durante un lapso entre tres y cinco años. Este servicio sería con sueldos equivalentes a los del sector privado y con derechos sindicales plenos y en las áreas de experiencia de los egresados. La racionalidad de este aspecto de la educación es el de la defensa y pago con esfuerzo (no dinero) de los beneficios recibidos y el vuelco de la capacidad profesional al servicio de los trabajadores y el pueblo que lo hicieron posible.
* La inviolabilidad de la plena autonomía de las escuelas y universidades del país, donde gobiernos de padres, alumnos, maestros y trabajadores no docentes en las primeras y de estudiantes, docentes y no-docentes en las segundas, serían encargados de desarrollar los planes de estudio y determinar la administración.
* Expropiación sin pago y puesta bajo la dirección de co-gobiernos como los descriptos de todas las universidades y escuelas privadas. Los subsidios pagados a estos sectores durante décadas han sobrepasados sus inversiones en las mayorías de los casos.
* Dotar a las escuelas y universidades de todos los adelantos técnicos, digitales, laboratorios e industriales de última generación para capacitar a una clase trabajadora y profesionales de primer nivel.
* Atraer al país a los mejores pedagogos y profesores en las distintas áreas y socializar todos los adelantos y conocimientos de las escuelas y universidades de punta.
* Establecimiento de una enseñanza de defensa de los intereses nacionales frente al imperialismo; de debate y estudio de la realidad política, económica y social basada en la lucha de clases a nivel internacional; reemplazando el abstracto y dogma burgés del “ser nacional” por el que reivindica un concepto de clase de los trabajadores e internacionalismo. La adecuación de los planes de estudio al servicio de la sociedad y no de las multinacionales y corporaciones.
* Establecimiento de materias y estudios de Derechos Humanos, diversidad étnica y de defensa de los derechos de las mujeres y todas las preferencias sexuales desde la primaria.
* La enseñanza bilingüe y trilingüe obligatoria (incorporando donde sea necesario los idiomas de pueblos originarios) que reemplace el anodino y mediocre aprendizaje de lenguas por hora. La formación educativa debe ser en una totalidad, multilingüe.
* La obligatoriedad del reconocimiento por las autoridades municipales, provinciales y nacionales de los gobiernos democráticos de los centros de estudio y el derecho irrestricto de los estudiantes, profesores y maestros y personal no-docente al debate, la organización sindical y política en los centros educativos. Plena autonomía y derechos a los centros y organizaciones sindicales.
No planteamos la prosecución de estos objetivos iniciales de ninguna otra forma que no sea la movilización, organización y lucha de los maestros y profesores, de los estudiantes de todos los niveles y de los trabajadores no-docentes.
Esta movilización debería tener como objetivos derrotar la Ley de Educación de Kirchner y crear las bases para el llamado a un Congreso Nacional Constituyente de la Educación formado por delegados electos democráticamente por curso en cada escuela y universidad entre los estudiantes, y cada centro de trabajo en el caso de profesores, maestros y trabajadores no-docentes.
Para aquellos que se pregunten de donde surgen estas ideas, es necesario responder que son las iniciativas del socialismo para la educación. La izquierda debe agitar y propagandizar estas propuestas y crear las bases pasa un movimiento de masas.
Para ello es necesario exigirle a las organizaciones sindicales de maestros, profesores y no docentes, y a los centros de estudiantes que se pongan a la cabeza. El curso de esta lucha determinará, en definitiva, qué dirección y qué programa deberán tener los maestros, profesores, estudiantes y los trabajadores.
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