Desde el gobierno, con el apoyo de varios gobernadores
peronistas, como Juan Manuel Urtubey
de Salta o Schiaretti de Córdoba, criticaron al proyecto de
reforma de Impuesto a las Ganancias que obtuvo media sanción de Diputado y
ahora comenzó a ser discutido en comisión, porque "Su consecuencia es
profundizar el desfinanciamiento
de las arcas provinciales y bajar la presencia del Estado".
A pesar de que no se está debatiendo o cuestionando un
proyecto de características revolucionarias o que afecte en serio los intereses
de los grandes monopolios, la sola pretensión de recuperar algunos pesos para
los bolsillos de los trabajadores que son afectados por este gravamen, eriza
los pelos de los representantes más serviles del capitalismo argentino, que
trabajan para que la crisis la paguen los que menos tienen.
La gobernador kirchnerista de Tierra del Fuego, Bertone, le
bajó el pulgar al proyecto argumentando que la “provincia perdería $ 400
millones, por lo cual tendría que hacer malabares para pagar los aguinaldos públicos”.
¡Toda una declaración de principios de quien conoce un solo mecanismo de “financiación”
de las arcas provinciales: el ajuste permanente y sistemático contra los
trabajadores y el pueblo pobre!
Es que para estos virreyes al servicio de la Recolonización Imperialista
no hay ni habrá manera de “recaudar” sin continuar aplicando los impuestos más
regresivos, como este o el impuesto inflacionario, a través del cual les roban mensualmente
a los trabajadores otra buena parte de sus ya exiguos salarios.
Los socialistas rechazamos los dos proyectos patronales,
porque ambos coinciden en lo esencial, que es la legitimación de gravar a los
salarios, lo cual es una aberración, ya que los sueldos no constituyen ganancia
sino una retribución -mala, por cierto- de la cantidad de trabajo realizada por
los trabajadores, que es, en definitiva, la fuente inagotable de las ganancias
patronales.
Este gobierno, igual que el anterior, quiere mantener este
verdadero robo a mano armada. Los trabajadores y el pueblo debemos repudiarlo,
luchando no solo por su derogación, sino por un aumento significativo del
salario real que beneficie a la mayoría de los trabajadores, que para que así
ocurra debería ser indexado de acuerdo al aumento mensual de la inflación.
Frente a la inacción traidora de las centrales sindicales y
los movimientos sociales que firmaron el “Pacto Social”, la izquierda debería
tomar la iniciativa de la lucha contra este impuesto y por el resto de las
reivindicaciones elementales de la clase trabajadora y el pueblo -contra los
despidos, por la defensa de las conquistas, por el pase a planta de los
tercerizados y trabajadores en negro, etc.- convocando a un Encuentro de
Luchadores que resuelva un Plan de Lucha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario