miércoles, 15 de enero de 2014

Huelga hospitalaria de Neuquén... Grandes enseñanzas para las futuras luchas


Después de un mes de una durísima huelga por aumento salarial, protagonizada por los trabajadores de la salud neuquinos -que además del paro incluyó movilizaciones, cortes de ruta, escraches, bloqueos y marchas con la comunidad- se terminó firmando un acuerdo con el gobierno del MPN.

En términos económicos el aumento conseguido fue muy bajo, ya que rondará el 20%, llevando el salario inicial de un agente operativo de $4.400.- a $5.800.- ¡Muy lejos de los 10.000 que le dieron a la Policía! Además existiría un compromiso de no aplicar descuentos de días caídos ni sumarios.

Sin embargo, lo más importante del conflicto es que los compañeros volvieron a sus lugares de trabajo con la moral alta y dispuestos a volver a pelear. Esta situación tiene que ver con la fuerza, la organización y la masividad que construyeron a lo largo del conflicto.

En ese sentido, muchos luchadores y luchadoras asumieron que este era un “repliegue táctico”, debido a que el conflicto -debilitado por el período vacacional y la política de boicot de la burocracia sindical de ATE- no estaba en su mejor momento.

Los burócratas y el gobernador Sapag conocen mejor que nadie esta cuestión; por lo tanto se jugarán a impedir que los hospitalarios vuelvan a parar. Y también, a aislar al resto de los empleados del estado, que como los docentes, ya salieron a reclamar los 10.000.- que le dieron a la policía.

Los dirigentes de ATE -garantes de la “paz social” al servicio del Ajuste y el Saqueo de Cristina y Sapag- trabajaron para esto durante todo el conflicto, boicoteando toda posibilidad de plan de lucha unificado con el resto de los estatales; que era la única manera de imponer lo que se pedía.

También para minarles las fuerzas a las asambleas conjuntas de afiliados y no afiliados y a la Interhospitalaria, que fue el organismo de coordinación y unificación dentro del cual se discutían y votaban los mandatos provenientes de las asambleas de todos los establecimientos de la provincia.

¡Los burócratas hicieron todo esto para desviar el proceso -que tuvo un carácter asambleario e independiente- hacia los “cuerpos orgánicos” del sindicato, como el plenario de delegados, que fue el espacio dentro del cual se terminó definiendo la firma del acuerdo!

A diferencia de la Interhospitalaria -donde las bases condujeron la lucha mediante asambleas masivas- en el plenario mandan los burócratas, apoyándose en los delegados que les responden directamente y en los sectores más conservadores y de retaguardia.

Las organizaciones de izquierda con más peso dentro de los hospitales, como el PTS - al frente de la Junta Interna del hospital más grande - y el PO -con esa misma ubicación, pero en Plottier- no defendieron con uñas y dientes la gran conquista organizativa que fue la interhospitalaria.

Sus dirigentes terminaron aceptando la “disciplina” del plenario de delegados, facilitando así el accionar a los burócratas. Si el repliegue se hubiese resuelto en el marco de la Interhospitalaria, se habría fortalecido y legitimado este órgano de decisión independiente de la burocracia y de las estructuras sobre las que impone su poderío.

De esa manera los compañeros estarían en mejores condiciones de salir a pelear rápidamente y de terminar de liquidar a ese verdadero cáncer que es la burocracia sindical.

Más allá de esto, quedó demostrado que cuando las bases desbordan los diques burocráticos de contención son capaces de construir organismos de lucha superiores a los sindicatos, que en definitiva son instituciones obreras creadas para épocas de “paz” y negociaciones con los patrones y su estado.

La experiencia de la Interhospitalaria debe servirles a los luchadores y la izquierda para entender que la clase trabajadora argentina -que está peleando con dureza contra el ajuste- ha comenzado a recuperar los métodos más radicalizados, como la autoconvocatoria, las coordinadoras y los piquetes!

La complicidad de la burocracia sindical con las políticas antiobreras de Cristina es tan grande, que se multiplicará este tipo de “desbordes” a las conducciones traidoras y que, por lo tanto se continuarán desarrollando herramientas de organización similares a la Interhospitalaria.

De acá en más y sin relegar la disputa por la conducción de los sindicatos -principalmente de sus organismos de base- habrá que ponerse al frente del impulso de estos organismos de decisión y coordinación independientes.

Esos espacios democráticos le darán su propia impronta y dinamismo a las próximas batallas obreras, levantando los pliegos de reclamos más avanzados y organizando las huelgas más radicalizadas, que al transformarse en ejemplo para el conjunto ubicarán a sus promotores como alternativa de dirección. 

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