Un debate hacia el Encuentro Sindical Clasista
Pablo Busch y María Alvarez
Pablo Busch y María Alvarez
Con el correr de los días el ajuste del Gobierno
kirchnerista avanza y la crisis de los capitalistas intenta ser descargada
sobre las espaldas de los trabajadores, lo que pone a prueba a todas las
organizaciones de clase. De esa manera salen a la luz los problemas y las
diferencias políticas reales entre los que luchan.
Durante el Encuentro Sindical Combativo de Norte desde el
CCUR impulsamos que la mesa que lo dirigió se constituya como órgano real y efectivo
de coordinación -mediante un funcionamiento semanal- para intervenir en todos
los conflictos, presentándose como dirección alternativa a la burocracia
sindical. Sólo actuando de manera unitaria -aunque dejando en claro las divergencias-
el ESC podrá convertirse en dirección de los conflictos.
Nuestra moción fue aprobada; sin embargo la mesa nunca fue
convocada ni existe interés en hacerlo. Es que el centro de la orientación de
las organizaciones que se niegan a ponerla en pie, reside en las disputas de
influencias de sus respectivos aparatos y no en dotar de una política que lleve
las luchas obreras a la victoria de los conflictos.
Esta tendencia, si se desarrolla, no solamente devastará la
influencia de las organizaciones del ESC entre los trabajadores, sino que
dejará un tendal de conflictos derrotados en el camino.
Entre los debates que recorren a las organizaciones es
preciso señalar, además, que la orientación de la organización más influyente
en la zona norte, el PTS, está marcada por un sesgo legalista que es
incompatible con las necesidades de los conflictos.
Esto está expuesto en que política central que levantan
contra las suspensiones y despidos en Lear pasa por denunciarlas como
“ilegales”, ya que la empresa aun no ha podido justificarlos en el Ministerio, y
también en la orientación llevada adelante durante la toma de Paty, que fue la
de permanecer afuera de la planta.
Con este razonamiento los trabajadores de Donnelley estarían
en una encerrona, ya que la patronal presentó el recurso preventivo de crisis
tratando de legalizar los despidos y las suspensiones, amparándose en un
decreto sancionado por una dictadura, hecho a medida de los intereses del
conjunto de las patronales.
¡De lo que se trata en estas circunstancias es de ayudar a despojar
a los trabajadores del conservadurismo legalista, ya que es la única forma de que
lleven sus luchas al triunfo… y no de galopar sobre el mismo!
Otra tendencia dañina del PTS quedó expresada en las
resoluciones de su último congreso, que jerarquizó la propaganda mediante un
periódico digital y el lanzamiento de las candidaturas para el 2015, perdiendo
de vista que antes de llegar a las elecciones el gobierno deberá hacer pasar un
ajuste, cuestionado por las luchas obreras y populares, que en la medida en que
se desarrollen harán tambalear la estabilidad política, cuestionado la
viabilidad de las elecciones.
A todo esto hay que sumarle otro problema: el PTS orienta
todos los reclamos hacia el “protestódromo” de Callao y Corrientes con la única
finalidad de aparecer en los medios, cuando el centro debería ponerse en
afectar la producción de las patronales.
A la cabeza o en la
retaguardia de las luchas
Desde nuestro punto de vista la gran ubicación que hoy
tienen los partidos de izquierda dentro del movimiento obrero es el germen de
la revolución, que tendría que ser jerarquizada como tal.
Por eso, cuando se desarrolla una huelga por salario de un
gremio debemos ponernos a la cabeza y no adaptarnos a las tendencias
conservadoras de ciertos sectores de la base. Lo contrario a esto han hecho los
delegados del PTS de Kraft, que no pudieron parar la fábrica durante la primera
parte del plan de lucha por aumento salarial decretado por la burocracia.
El hecho de que dos turnos de Kraft no hayan realizado la
huelga -en el marco del paro nacional convocado por la conducción del sindicato-
fortalece a la burocracia de Daer. ¡Los activistas clasistas debemos superar los
paros acotados e inconsultos luchando más y mejor!
No puede justificarse este retroceso planteando que los
compañeros son más “antiburocráticos” que “antipatronales”, ya que el fenómeno
antiburocrático nace de la lucha contra la patronal, que si no en vez de
antiburocrático se transforma en “antisindical” (por que repudia a la
burocracia no luchando).
Por último, y por sobre todas las cosas el debate entre las
organizaciones del ESC debería ser de argumentos que sirvan para educar a los
trabajadores en los principios del clasismo.
Esto que parece elemental no fue tenido en cuenta por los
compañeros del PTS que han impulsado y defendido un ataque personal contra
Damián Calci, delegado clasista de Gestamp. El liquidacionismo y las chicanas
contra los obreros son conductas que responden a otras clases, no a la nuestra.
Llamamos la atención hacia el conjunto de la militancia del
PTS y del clasismo en general acerca de las consecuencias negativas que
provocan estas tendencias contrarias a la unidad y la coordinación, que son
herramientas fundamentales para derrotar a la patronal y la burocracia.
Por todo esto ratificamos nuestro pedido de que se cumpla la
votación del último plenario de ESC de zona norte de poner en pie una mesa de
coordinación permanente para apoyar y unificar todos los conflictos.
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